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…de lo público a lo institucional…

LA INMANENCIA DEL AIRE
Texto de Roberto Larraguibel

El filósofo Michel Foucault planteaba: habitamos una civilización que ha llegado a un complejo conocimiento y a las estructuras de poder más sofisticadas. La pregunta a responder era ¿qué ha hecho de nosotros tal forma de conocimiento y ese tipo de poder? ¿De qué manera experiencias cruciales como el sufrimiento, la locura, la muerte, el crimen, el deseo, la individualidad están conectadas, aunque no lo notemos y en la esfera más íntima, al conocimiento y al poder? Convencido que no hallaría respuesta a estas preguntas, creía que jamás debería renunciar a ellas.

El poder, dice, no se trata de una trama simplista en que unos lo detentan mientras otros lo sufren sino que el poder nos involucra a todos y que, si bien hay una trama con zonas más densas y otras atenuadas, nadie es ajeno a ellas; es decir, para nadie el ejercicio del poder es ajeno. También, es posible que en algún punto se pueda tensar la red para hacer temblar su estructura completa. Foucault pensó que la modernidad es un intento por constituir una sociedad disciplinaria, de control tecnológico para constituir identidades. Así, el poder no aparece como una mera fuerza represiva sino como una posibilidad de realización. 

 

Sobre la obra Inmanencia del aire:

Un volumen externo, precario constructivamente, efímero, vulnerable y expuesto, en representación del ámbito de aquello público cuya voluntad, aspiración e idiosincrática diversidad se insufla por medio de tuberías hasta la institución (el MNBA), la cual, por reglamento, impide un tránsito expedito de dicho intubado hálito público, debiendo atravesar la obra gruesas paredes y portales para hacerse con su mensaje hasta el interior del edificio. Aquel aire insuflado o pulso de la ‘respiración’ de lo público se le da ingreso elevándose por las escalinatas (se eleva solicitud) hasta el interior del edificio patrimonial...

Dar aire a las instituciones es slogan y aspiración crítica que clama por la renovación, enmienda o cambio de la acción del poder público y privado, cuya de-sintonía gesta voces de reclamo y saturación progresivas en ciudadanía o consumidores. Allí interviene el concepto de resonancia, el cual jugaría como elemento de vinculación y síntesis de un acoplamiento armónico entre la calle y sus instituciones.

Se realza con Inmanencia del aire el carácter abierto, multicultural, multi-aspiracional de la demanda pública, no solo al permitirse sino, además, fomentarse la escritura libre expresiva en las paredes interiores y exteriores del volumen, cual si fuera un espacio de expresión independiente e insubordinada, como representación de la suma de opiniones que confluya en la hipotética inyección del aire inmanente, que traspasa barreras organizacionales premunido de su citado espíritu, para ser considerado, acaso incluido en las conversaciones tanto de política pública como en las instancias de generación de opinión, moda, productos de utilidad y bienes de consumo masivo.

Simétricamente y en un proceso dinámico que transcurre durante la permanencia de la muestra, la obra siembra esperanza y expectativa de un supuesto anhelo público, al ir obteniendo cierta réplica desde la profundidad institucional, representada por marcas que se imprimen (por los artistas) interviniendo el petitorio civil, en un diálogo real (acción que se ejecuta semana a semana).

Los sonidos y ‘latidos’ de la respiración que emite Inmanencia del aire quieren –también- representar tanto los pasajes armónicos como la cacofonía y descoordinación con los seres-funcionarios al interior del MNBA: los Mecanogangsters. 

 

 

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